El objetivo principal de Daniel Riesel en esta plática es hablar sobre cómo podemos cambiar nuestras mentes y la de nuestra sociedad. Habla de un prisionero de Wormwood Scrubs, una prisión que tiene 130 años de antigüedad. Él es un científico que estudia la mente de los psicópatas, pero sobre todo sobre cómo podemos cambiarlas. Después de varios estudios, se dio cuenta de que la gran mayoría de estos prisioneros, aparte de haber sufrido infancias terribles, tenían una deficiencia en el funcionamiento de su amígdala. La amígdala es una zona del cerebro, del tamaño de una nuez, que se encarga de la empatía que tiene una persona. Estos psicópatas no demostraron ninguna expresión física cuando les mostraban imágenes de personas tristes.
Después de enterarse que el cerebro podía generar nuevas neuronas, Riesel y un grupo de científicos realizaron experimentos con ratones para ver bajo qué condiciones esto pasaba. Este proceso se llama neurogénesis. Los ratones que estaban en cajas vacías, con algodón, comida y agua no desarrollaban nuevas neuronas y caían en comportamientos repetitivos. Por otro lado, los ratones que estaban con otros ratones y tenían ruedas, escaleras y otros juguetes tenían neurogénesis.
Es por eso que es irónico que nuestra solución para corregir a los prisioneros que tienen una amígdala poco desarrollada sea encerrarlos sin ningún estímulo. La solución de Reisel para que los psicópatas puedan estimular su amígdala y poco a poco comiencen a desarrollar su cerebro es que la víctima y el prisionero se vean cara a cara (sólo si la víctima acepta), para que el psicópata se dé cuenta de que la víctima es una persona con sentimientos. De esta manera ellos dejan de ser un peligro para la sociedad.
Lo más importante a considerar es que las personas sí pueden cambiar, y para eso deben conocer un poco sobre ciencia para generar un cambio social. Si nosotros seguimos viendo incorrectamente a una persona, no podemos esperar que ellos se vean de manera diferente a ellos mismos.
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